Significado del Título

Kahal es una palabra en Maya que significa "pueblo", consiste en una pequeña comunidad o grupo humano, concepto similar al de Kahal en hebreo; "Asamblea, congregación".

Kahal è una parola in Maya che significa "villaggio", consiste in una piccola comunità o gruppo umano, concetto simile a quello di Kahal in ebraico:
"assemblea, congregazione".


¿De qué se trata este Blog?

Es un foro sobre Teología y Comunicación, en la Iglesia.

Enamorado de la Iglesia

Sintesi: Il sacerdote deve essere un innamorato della Chiesa, e questa immagine deve trasmetterla agli altri, specialmente davanti ai mezzi massicci di comunicazione.

Así es como mi profesor, el Rev. P. John Wauck*, definió la figura del sacerdote, y a su actitud eclesial: un enamorado de la Iglesia. ¿Cuántas veces hemos tenido la experiencia de haber sido reprendidos por un cura, o hemos sido testigos de algo similiar? O de igual modo, cuando necesitamos algún servicio espiritual o sacramental ¿nos sentimos en confianza para solicitarlo al sacerdote más cercano o a nuestro párroco? Tornando la pregunta de manera general: ¿es atractiva la imagen de nuestros pastores?, ¿Los padres que conocemos, nos inspiran confianza? Si nuestras respuestas son negativas, ¿qué podremos decir de la presencia sacerdotal en los medios masivos de comunicación?

La sociedad contemporánea hundida en el secularismo, ha devaluado preocupantemente la imagen del sacerdote, y los mass media lo expresan con frecuencia. Si a estas malas ideologías de desprestigio le sumamos el antitestimonio de nuestros pastores, tendremos como resultado más escándalos para nuestra Iglesia. Cierto es que no solo los líderes cristiano-católicos relizan eventualmente actos en contra de su fe, pues también se existen estos acontecimientos en al vida de los guías de otras denominaciones religiosas. Sin embargo, los que más ruido hacen, los que son noticia, los que venden, son los de la Iglesia católica romana.

Para los que hemos recibido el sacramento del orden, esta es una llamada de atención para asumir nuestra identidad; y para los que han orientado su vida hacia otro ministerio, también debe preocupar, pues somos una sola Iglesia y debemos cuidar a nuestros pastores. Podríamos mencionar cientos de cosas en cuanto al despempeño y la expresión sacerdotal en los medios de comunicación; pero aún con las mejores técnicas retóricas, sigue teniendo mayor fuerza el testimonio de vida. La identidad del sacerdote es comunicar a Dios. Esta es la acción que realiza un hombre verdaderamente enamorado de Cristo y de su Iglesia.

* [Cfr. La Conferencia: “Il sacerdote come fonte informativa sulla vita della Chiesa”, Rev. Prof. John Wauck, Facoltà di Comunicazione Istituzionale, Pontificia Università della Santa Croce.]

Palomitas Prohibidas


Sintesi: Il valore di guardare al cinema con occhi critici, a partire dal decreto “Una delle principali” edito in 1909 che proibisce l'assistenza dei chierici alle sale cinematografiche.

Unas de las principales cargas de nuestro oficio es la de cuidar que no se introduzcan en el clero costumbres que choquen con la santidad y la dignidad del estado eclesiástico. Se ha comprobado que miembros del clero secular y regular, frecuentan los cines públicos, donde con frecuencia se ofende a la religión y a la moral. Hemos creído que debíamos informar al Santo Padre pidiéndole tomara medidas oportunas y eficaces para remediar un asunto tan grave. Y, en su nombre, recordamos a los sacerdotes que se abstengan de asistir a las salas públicas y en particular a los espectáculos que se presentan en los cines públicos de Roma.” Esto es lo que manda el decreto “Una delle principali”, del Cardenal Gasparri, vicario de Roma, el 15 de julio de 1909. Sí, has leído bien el contenido y la fecha.

Han pasado cien años de la publicación de este decreto sobre el cine y los clérigos (en Roma). Ante este texto, dos posturas pueden surgir en nuestra mente: reirnos de la antigüedad y lo absurdo del contenido; o por otro lado, encontrar algún valor aplicable en la actualidad. Iniciaré con la primera para concluir en la segunda: De antemano, es absurdo pensar en la prohibición de la asistencia de los clérigos a las salas cinematográficas, sobre todo hoy que se exhorta a la Iglesia a estar más presente en los medios masivos. Detrás de está prohibición encontramos la razón de la misma, que se menciona al inicio del documento: “costumbres que choquen con la santidad y dignidad del estado eclesiástico”. Este valor aún es vigente hoy, incluso en lo que se refiere a la cultura cinematográfica.

Esta llamada de atención, es válida tanto para clérigos como para todos los fieles cristianos, pues los contenidos ofensivos, irreverentes y heréticos contra la religión y la moral, afectan a toda la Iglesia. El Magisterio sigue siendo sabio. En su momento, la inasistencia del clero al cine fue una solución. Hoy, un siglo después, la principal invitación a todos los cristianos sería: cuidar lo que exponemos a nuestros sentidos, y a la vez, juzgar los contenidos con una visión crítica. Exhortar a que todos incluyan valores cristianos en el cine es difícil, pues pocos tienen acceso al oficio de este arte; pero todos podemos mirar con ojos críticos, orientar a otros espectadores, emitir juicios de valor sobre lo que se nos presenta. Esto exigirá también instruirnos en las cuestiones sobre fe que desconozcamos. Y sobretodo para los que somos comunicólogos, de todas nuestras tareas, esta es una delle principali.

«Y dijo Dios...»

Sintesi: Dio creda l'uomo alla sua immagine e somiglianza, e gli dà anche la capacità per comunicarsi. L'uomo deve essere capace di compiere il mandato del Signore: crescere, moltiplicarsi, riempire la terra e sottometterla, usando adeguatamente la sua comunicazione.

«Y dijo Dios: - Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen y semejanza... Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciéndoles: -Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla... Y asi fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno
Gn 1, 26a.27-28a.30b-31a.

Remontándonos al acto de la creación misma, llegamos al punto donde Dios nos crea por su infinito amor. Luego de que nos crea a su imagen y semejanza, nos da el mandato de crecer, multiplicarnos, así como llenar la tierra y someterla. ¿Qué elementos de la comunicación encontramos aquí? El primero en realizar un acto comunicativo es Dios mismo, al crear por medio de su Palabra: “Dijo Dios.” Es así como entra en acción el Verbo, la Palabra eterna del Padre, por quien todo fue hecho. Pero ahora no quisiera detenerme en la inmensidad de la comunicación divina, sino en lo que el Señor ha dejado en nosotros.

Siguiendo el relato: somos a su imagen y semejanza. Esto implica lo que comúnmente sabemos, pero quisiera destacar un detalle que ordinariamente pasa desapercibido. También somos imagen de Dios porque tenemos la capadidad de comunicarnos. El hombre es cuerpo y alma, y una de las cualidades del alma humana es su competencia comunicativa, misma que expresa a través del cuerpo.

Sin el proceso de la comunicación, sería imposible para el hombre cumplir la indicación de su Creador. ¿Cómo crecer y multiplicarse? ¿Cómo llenar la tierra y someterla? Para esto necesita necesariamente comunicarse. Y aquí está la contraparte: cuando el hombre no comunica bien, más aún, cuando el hombre no comunica a los demás el amor que Dios le ha dado, no se cumple este mandato, dando lugar al caos, el desorden, con la falsa creencia de que se somete la tierra, cuando en realidad se le destruye.

Una idea más. “Someter la tierra” implica conocimiento y control de lo creado. El lenguaje, que es vehículo de la comunicación, también es creado. Por tanto, el mandato divino también exige del hombre someter y controlar sus capacidades, dominándolas en beneficio de la creación y de sus hermanos. A semejanza de Dios, los hombre debemos crecer, multiplicarnos, y someter la tierra llenándola del amor que Dios ha modelado en nosotros.