Sintesi: Dio creda l'uomo alla sua immagine e somiglianza, e gli dà anche la capacità per comunicarsi. L'uomo deve essere capace di compiere il mandato del Signore: crescere, moltiplicarsi, riempire la terra e sottometterla, usando adeguatamente la sua comunicazione.
«Y dijo Dios: - Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen y semejanza... Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciéndoles: -Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla... Y asi fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno.»
Gn 1, 26a.27-28a.30b-31a.
«Y dijo Dios: - Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen y semejanza... Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciéndoles: -Crezcan y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla... Y asi fue. Vio entonces Dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno.»
Gn 1, 26a.27-28a.30b-31a.
Remontándonos al acto de la creación misma, llegamos al punto donde Dios nos crea por su infinito amor. Luego de que nos crea a su imagen y semejanza, nos da el mandato de crecer, multiplicarnos, así como llenar la tierra y someterla. ¿Qué elementos de la comunicación encontramos aquí? El primero en realizar un acto comunicativo es Dios mismo, al crear por medio de su Palabra: “Dijo Dios.” Es así como entra en acción el Verbo, la Palabra eterna del Padre, por quien todo fue hecho. Pero ahora no quisiera detenerme en la inmensidad de la comunicación divina, sino en lo que el Señor ha dejado en nosotros.
Siguiendo el relato: somos a su imagen y semejanza. Esto implica lo que comúnmente sabemos, pero quisiera destacar un detalle que ordinariamente pasa desapercibido. También somos imagen de Dios porque tenemos la capadidad de comunicarnos. El hombre es cuerpo y alma, y una de las cualidades del alma humana es su competencia comunicativa, misma que expresa a través del cuerpo.
Sin el proceso de la comunicación, sería imposible para el hombre cumplir la indicación de su Creador. ¿Cómo crecer y multiplicarse? ¿Cómo llenar la tierra y someterla? Para esto necesita necesariamente comunicarse. Y aquí está la contraparte: cuando el hombre no comunica bien, más aún, cuando el hombre no comunica a los demás el amor que Dios le ha dado, no se cumple este mandato, dando lugar al caos, el desorden, con la falsa creencia de que se somete la tierra, cuando en realidad se le destruye.
Una idea más. “Someter la tierra” implica conocimiento y control de lo creado. El lenguaje, que es vehículo de la comunicación, también es creado. Por tanto, el mandato divino también exige del hombre someter y controlar sus capacidades, dominándolas en beneficio de la creación y de sus hermanos. A semejanza de Dios, los hombre debemos crecer, multiplicarnos, y someter la tierra llenándola del amor que Dios ha modelado en nosotros.
Siguiendo el relato: somos a su imagen y semejanza. Esto implica lo que comúnmente sabemos, pero quisiera destacar un detalle que ordinariamente pasa desapercibido. También somos imagen de Dios porque tenemos la capadidad de comunicarnos. El hombre es cuerpo y alma, y una de las cualidades del alma humana es su competencia comunicativa, misma que expresa a través del cuerpo.
Sin el proceso de la comunicación, sería imposible para el hombre cumplir la indicación de su Creador. ¿Cómo crecer y multiplicarse? ¿Cómo llenar la tierra y someterla? Para esto necesita necesariamente comunicarse. Y aquí está la contraparte: cuando el hombre no comunica bien, más aún, cuando el hombre no comunica a los demás el amor que Dios le ha dado, no se cumple este mandato, dando lugar al caos, el desorden, con la falsa creencia de que se somete la tierra, cuando en realidad se le destruye.
Una idea más. “Someter la tierra” implica conocimiento y control de lo creado. El lenguaje, que es vehículo de la comunicación, también es creado. Por tanto, el mandato divino también exige del hombre someter y controlar sus capacidades, dominándolas en beneficio de la creación y de sus hermanos. A semejanza de Dios, los hombre debemos crecer, multiplicarnos, y someter la tierra llenándola del amor que Dios ha modelado en nosotros.
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